Nuevo orden mundial
NUEVO ORDEN MUNDIAL (*)
Bush padre saludó la caída del comunismo soviético
y el fin de la historia,
aplasta al ejército de Hussein en Irak
en menos de cien horas.
Los misiles inteligentes acabaron con
100,000 iraquíes, acribillados, incinerados.
Largas filas de tanques y vehículos incendiados,
carbonizados en una estela de muerte y dolor,
en el desierto, los pozos de oro negro ardían,
telón de fondo para la nueva historia.
"¡El cuarto ejército más poderoso del mundo!",
vociferaba la prensa servil al imperio.
"¡El más malvado tirano desde Hitler!",
con un impresionante catálogo de armas.
El mundo se enfrentaba a una amenaza inconcebible,
Sadam, la encarnación del terror,
un árabe con pinta de bandido mexicano,
aire de combatiente castrista,
lujos dignos de un multimillonario texano.
Era claro que era un peligro contra
la sociedad de la libertad.
El occidente blanco y cristiano (de nombre, no más),
apoyó al dictador en su lucha contra los ayatolás persas.
Occidente lo armó con todo lo que podía disparar.
Tuvo Hussein la mala idea de invadir a su vecino,
muy mala idea,
pero buena ocasión de estirar los músculos de la OTAN
y los aliados del imperio del Norte,
con la bendición de la ONU.
Y con una nueva forma de deformar la verdad,
asistimos a la primera guerra de aniquilación
en vivo y en directo,
a todo color.
Salieron misiles desde barcos y aviones,
destruyeron bunkers y hospitales,
volaron tanques y puentes,
arrasaron cuarteles y ciudades.
El mal era castigado por las fuerzas claras del bien.
Ahora, los periodistas y corresponsales de prensa
no eran los cronistas de la historia,
solo relacionadores públicos de asesinos tecnológicos.
Irak, 1991.
Preludio del terror que aguardaba al mundo.
El Nuevo Orden Mundial hacía su presentación.
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