MI AMIGO IMAGINARIO
Voy a rezarle a mi amigo imaginario,
aunque no esté en Wikipedia
ni venga con fórmulas o gráficos.
Aunque no cure la gota,
ni me enseñe a invertir en la bolsa,
ni prometa likes en redes.
ni me enseñe a invertir en la bolsa,
ni prometa likes en redes.
Voy a rezarle porque sí.
Porque no me pide pruebas ni ensayos,
solo silencio y corazón abierto.
Prefiero rezarle a Él
que rendirme ante filósofos rimbombantes
que, entre citas y tratados,
justificaron más de una masacre.
que rendirme ante filósofos rimbombantes
que, entre citas y tratados,
justificaron más de una masacre.
Prefiero su ausencia misteriosa
a esa presencia engreída
de los que todo lo saben
pero no aman a nadie.
a esa presencia engreída
de los que todo lo saben
pero no aman a nadie.
Voy a rezarle, claro que sí,
para que los muy racionales
puedan seguir negando con elegancia,
para que los soberbios sigan ebrios de erudición,
y los sarcásticos, al menos,
consigan alguna vez contar un buen chiste.
Le voy a pedir una cosa simple:
que regale humildad.
Humildad para aceptar
que hay cosas que no se entienden
y aun así son verdaderas.
que regale humildad.
Humildad para aceptar
que hay cosas que no se entienden
y aun así son verdaderas.
Y si no lo entienden,
pues bien — yo seguiré rezando.
pues bien — yo seguiré rezando.
Aunque solo sea a mi amigo imaginario.
© [2025] [EL HIJO DEL DILUVIO]. Todos los derechos reservados.


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